"This huge, twisted trunk is the highest of all the vallenwoods in the Valley". Within it stories are told, within it tales are lived, he is witness of lots of adventures, because within it lives the magic ...

This is a magical world ...
where castles rises above clouds seas ...
and dreams walk calmly down the street ...
where every one can be that heroe who dreamed of one day ...
and
if they turn back, they see their wishes fulfilled ...
You´ve got a big heart, keep it filled with
happiness, Lord of the Shadows, so you can live more an live forever inside a
heart, inside yours, inside mine...


Every now and then we come across bands who find inspiration for their music in Dragonlance, most often from Raistlin who is unquestionably the saga's favourite character.

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viernes, 5 de noviembre de 2010

Tuän, amor y coraza.

escrito por Diana.

El cascabel que encontró una tarde en el bosque era su objeto más preciado. Colgado de su pantalón siempre sonaba al mover la pierna derecha. Y siempre que lo oía tintinear recordaba la promesa que se hizo aquella vez: nunca volvería a enamorarse.

 
Era verano. El cálido y húmedo clima había obligado a un joven (muy joven) Tuän a trabajar en sus ideas fuera de casa. Y le había arrebatado la camisa. Harto de ser pequeño, Tuän se había construido unas alzas. Pero ni con esas; pronto se dio cuenta de que había lugares a los que aún no llegaba. Y Tuän quería tocar el cielo. Es por eso que colocó un gato (los humanos lo llamaban así, ellos sabrán porque) en cada zanco para modular la altura a placer. En ello estaba mientras escuchaba de fondo a Lynnerton afinando su laúd y componiendo cantares.
- Allá se adentra con bravura –cantaba él- a través de la siniestra fisura, y ve…

- Un destornillador golpeándote el cogote como no te calles ya- amenazó Tuän mientras su mano limpiaba el sudor de su frente.

¿Qué contestó Lynnerton? Tuän jamás lo sabrá. Había divisado una bella joven enana nueva en el lugar. No era el único que miraba pues la muchacha tenia gran y turgente… personalidad. Sin pensarlo dos veces avanzó hacia ella. La habló de cosas bonitas, pero sin sentido. Ella no entendió nada. “Sólo habla enano” alguien dijo.

Tuän odiaba estudiar. Prefería aprender de sus vivencias y errores. Pero por ella merecía la pena pasar noches en vela. Fue entonces cuando se enamoró de la noche y se acostumbró a no dormir. Ponía en práctica sus lecciones cada tarde… tardes en las que ella además le enseñaba cantares de su tierra.

Una tarde, Tuän no tenía mucho que hacer (su amada estaba demasiado ocupada atendiendo al resto de sus pretendientes) así que se adentró en el bosque buscando probar sus zancos. Recolectó jugosas frutas y delicadas flores. Vagó perdido en sus pensamientos internándose cada vez más en el bosque. Con la idea de llevar al extremo su invento se aproximó a un árbol donde sabía que moraba un ave de coloridas plumas. Mientras calculaba la altura observó algo que brillaba en la copa del árbol. No se lo pensó dos veces. Fue a por él. Al ascender vio que se trataba de un cascabel atado a un cordel de cuero desgastado. Lo sostuvo un poco en su mano y supo que ese objeto estaba destinado a él. El ave, ya anciana, sobrevoló su cabeza perdiéndose entre las copas de los árboles.

Al caer el sol acudió a ver a amada para brindarle sus ofrendas. Esto era costumbre desde que la conoció: todas las tardes Tuän daba lo mejor de si. Ella se limitaba a curvar la comisura de sus labios, para nuestro gnomo la más clara prueba de felicidad y amor. Con toda su ilusión adornó su pelo con las flores y sació su hambre con sus mejores frutos. En el momento adecuado, le tendió el cascabel. Para variar ella dibujó una mueca. Después sólo pudo pronunciar puñales que Tuän esta vez no pudo esquivar. Culminado el agravio, ella marchó sin más.

Los días posteriores el gnomo vagó sin alma mientras conocía el mundo tras una cascada de lágrimas. Desde entonces vive con el corazón negro. Fue entonces cuando ató el cascabel a su cinto para nunca olvidar que ambos fueron despreciados. Y sobre él juró que jamás entregaría su amor a nadie. Pero… en su interior latía La Pregunta: ¿por qué?

Decidido (y ayudado por los puntapiés de su hermano) marchó de su casa con la intención de ver mundo, buscar nuevas ideas y compradores para sus inventos y descifrar el mayor enigma de su vida: las mujeres.